«Mi profundo respeto por Cataluña, querido president» le ha espetado el jefe del Ejecutivo al presidente autonómico

Tras el revuelo por el asunto del espionaje a los líderes independentistas con autorización judicial, situación política entre el Gobierno y la Generalitat se preveía, como mínimo, tensa. Y, como era de esperar, este viernes, Pedro Sánchez se ha vuelto a postrar Pere Aragonés, uno de sus socios. Ha sido durante un acto celebrado en Barcelona. Con una profunda seriedad el jefe del Ejecutivo le espetaba: «Mi profundo respeto por Cataluña, querido president», ante la atónita mirada de la jefa de la Comisión Europea Úrsula Von der Leyen.
Con el objetivo de continuar con el apoyo de Aragonés, Sánchez le ha trasladado el «respeto a su gente y las instituciones catalanas» manteniendo firme «mi compromiso con el diálogo». «No hay propósito más noble, crean lo que crean y representen lo que representen, que construir convivencia para sus ciudadanos», ha asegurado el jefe del Ejecutivo en la clausura de las jornadas del Cercle d’Economía que, precisamente, han premiado a la presidenta de la Comisión Europea.
Tras la filtración de Rufián en la que se reconocía el espionaje a Pere Aragonés el encuentro que han mantenido hoy el independentista y Sánchez generaba mucha expectación. Tras un saludo protocolario, ligeramente apartados del resto de ministros presentes, han estado conversando unos tres minutos.
En una charla informal, de pie, con posado serio y tono de voz grave, Aragonés le ha comunicado a Sánchez que «la situación es grave» y le ha exhortado a reunirse «de forma urgente y con tiempo» para hablar de todo, sin líneas rojas, «para intentar recomponer la confianza». El líder del PSOE, no ha dudado en recoger el guante, aun a sabiendas de que en el fondo lo que le está planteando es un nuevo chantaje. Eso sí, de momento no hay ni día ni hora para el encuentro.
Puigdemont estalla



La connivencia entre Esquerra Republicana y el PSOE, pese al espionaje a los líderes del procés, está tensando hasta límites insospechados las costuras del independentismo. Así, este mismo viernes, el expresident Carles Puigdemont, se ha sumado a una campaña liderada por el exportavoz de Ómnium, Marcel Mauri, en la que les dice a sus socios y a Pedro Sánchez que «se vayan a la mierda». Mauri, según algunas fuentes, podría ser uno de los espiados ya que estaba entonces al frente de las movilizaciones.
El todavía líder de Junts per Catalunya (dimitirá en junio) avisa a sus socios que «nunca podemos sentarnos en ninguna mesa con esta gente [PSOE] hasta que tengamos que decidir los términos de la separación». Es más, Carles Puigdemont quiere reunirse con Sánchez, aprovechando su visita a España en el marco de una delegación europarlamentaria, pero «para hablar del divorcio».
Puigdemont acompaña su tui mandando «a la mierda todos los que han violado nuestras vidas y las de nuestras familias». Además, el expresidente de la Generalitat, les tacha de «miserables quienes lo hacen y quienes lo justifican».
Marcel Mauri, que sustituyó a Jordi Cuixart durante su encarcelamiento, ha denunciado que «en mi móvil se pueden encontrar conversaciones de amor con mi marido, stickers subidos de tono con los amigos, el buenos días que los padres mandan al grupo familiar y también ideas para hacer de Cataluña un país más libre». Uno de los principales defensores de Esquerra y la mesa de diálogo, ahora, pide que «todos los que espiáis, los que lo avaláis o lo permitís», incluyendo en ese paquete a los de Pedro Sánchez y Oriol Junqueras «váyanse a la mierda».