Pedro Sánchez se ha posicionado abiertamente en favor de la restricción y control público de los sueldos de los banqueros

Lo ha hecho en la última reunión del Eurogrupo el pasado mes de mayo. El escenario de la última cruzada antiliberal de Pedro Sánchez fue la última reunión del Eurogrupo el pasado mes de mayo en Lisboa. España defendía su optimismo económico en base a las previsiones de Nadia Calviño.
«Las perspectivas de crecimiento son positivas, no sólo para España, sino para el conjunto de la eurozona. España es uno de los países que tiene una previsión de crecimiento más intensa y por tanto será uno de los motores de crecimiento de la zona euro a partir de este año», mantenía la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
El Gobierno español decidió incorporar un mensaje más en su defensa: el de la necesidad de atar en corto a las entidades financieras en dos áreas: los sueldos de sus cúpulas y el reparto de dividendos.
El primero de los puntos, el de la limitación pública de los sueldos privados de la banca, fue argumentado en base a la necesidad de dar un ejemplo moral por parte de los altos ejecutivos de banca.
El segundo, el de controlar los dividendos, fue defendido en base a la necesidad de reforzar la salud financiera de los bancos.
El debate estaba servido. Y es que, como argumentan fuentes comunitarias conocedoras de la discusión, “las propuestas implicarían la fuga de directivos y de la propia capitalización bursátil de los bancos europeos hacia entidades ajenas a la regulación comunitaria con tal de poder cobrar u operar de forma libre y tal y como paga y reclama el mercado”.
Pero lo cierto es que la idea de limitar sueldos y libertad de dividendos a los bancos ha estado desde hace tiempo en la agenda del PSOE.