Pedro Sánchez despilfarra más de medio millón de euros en un equipo de altos cargos destinados a la comunicación y la supervisión de la información.

Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sabe de sobra que los medios de comunicación son muy importantes en la actualidad. Cuando llegó al Gobierno creó un equipo de altos cargos dedicados a la atención a los medios de comunicación y a supervisar la información que se traslada a la opinión pública.
Este equipazo cuesta a los españoles 552.808,43 euros. Es decir, más de medio millón de euros destinado a pagar el sueldo de el secretario de Estado de Comunicación Miguel Ángel Oliver (118.131,66 euros), a los directores de los departamentos de Información Nacional, Autonómica y Económica (86.201,65 euros cada uno), Internacional (93.657,57 euros) y a la responsable del Departamento Digital (82.414,25 euros). Moncloa afirmó que el objetivo de estos nombramientos era lograr una relación más fluida con los medios.
Este organigrama depende exclusivamente del director de gabinete de Sánchez, Iván Redondo. Su sueldo es, junto al de Miguel Ángel Oliver, el más elevado de Moncloa (118.131,66 euros). Lo sorprendente es que ambos ganan más que el propio presidente del Gobierno.
Sánchez nunca ha negado su interés por controlar el mensaje que se envía a la opinión pública. Bajo el pretexto de la lucha contra la «desinformación», el Gobierno socialcomunista ha activado una estrategia con el fin de supervisar a los medios.
Controlar a los medios
El pasado noviembre, el Gobierno anunció la puesta en marcha de un plan que considera «imprescindible establecer medios de funcionamiento y mecanismos dirigidos a evaluar de manera continua el fenómeno de la desinformación a nivel global y particularmente para España». Ese procedimiento está dirigido por Iván Redondo y Miguel Ángel Oliver, y pilota en torno a una Comisión Permanente, encargada de vigilar a los medios. En este sentido, reconocen que «dado el rápido progreso del entorno digital, el uso intensivo de los medios digitales y la complejidad de la temática abordada, establecer medios de funcionamiento y mecanismos dirigidos a evaluar de manera continua el fenómeno de la desinformación a nivel global y particularmente para España resulta imprescindible».
Un plan que la oposición y muchos ciudadanos han tachado de que el objetivo real es controlar y censurar a los medios de comunicación.